Querida mía, tu corazoncito está herido; no me creas cruel porque obedezca a la ley irresistible de mi fuerza y mi debilidad; si tu querido corazón está herido, mi corazón turbulento sangra junto al tuyo. En el éxtasis de mi enorme humillación, vivo en tu cálida vida, y tu morirás...morirás, morirás dulcemente...en mi vida. Yo no puedo evitarlo; así como yo me acerco a tí, tú, a tu vez te acercarás a otros, y conocerás el éxtasis de esa crueldad que, sin embargo, es amor.
Joseph Sheridan Le Fanu