
El jaguar se sentía cada vez mas seguro, se sentía en su hogar.
Aquél que quería a su jaguar cerca, pasó noches en vela viéndolo dormir para darle cobijo, se admiraba de cómo brillaba su piel a la luz de luna.
"¡Qué fortuna la mía!" pensaba el jaguar, "quiero dedicarle mi vida al que me la devolvió".
Su corazón se fortalecía con el tiempo por aquél que le dió cobijo, hasta que un día, aquél al que le quería dedicar su vida, le dijo sin más "Esto no debió ser"...y se alejó sin voltear dejando al jaguar atrás.
El jaguar solo pudo gritarle que lo perdonara si le ocasionó algún mal su estadía en la aldea, pero solo hubo silencio...
Desde entonces el jaguar vivía de las noches esperando ver alguna señal de aquél que desapareció, tanto se alimentó de esas largas noches que terminó impregnándose a su piel la obscuridad.
No se atrevía a acercarse a esa aldea por temor a causarle algún mal a aquél que no daba señales, hasta que un atardecer se acercó y esperó..esperó hasta que todas las estrellas estuvieran en su sitio.
El jaguar ahora negro, sólo quería sentir en sus ojos esa mirada que lo acobijó alguna vez. De pronto, a lo lejos alcanzó a verlo, se levantó y tal fué la emoción que rugió sin control despertando a toda la aldea y aquél que le pidió tiempo atrás que no muriera por él, a pesar de haber luna llena, sólo observó una figura muy negra, pensó en proteger su aldea e instintivamente, su lanza cortó el aire, cruzó la aldea e hirió al jaguar negro.
Herido se alejó para morir por aquél que nunca supo que hirió a muerte al jaguar que quería con vida a su lado y en sus tierras.
FIN